Existe una relación bilateral entre el uso excesivo del alcohol y la ansiedad y/o los ataques de pánico.
Aproximadamente un 25% de los casos de trastornos de pánico tienen un historial de uso excesivo de bebidas alcohólicas.
Las personas que experimentan estados de ansiedad se automedican instintivamente consumiendo alcohol, el cual les disminuye los síntomas de ansiedad de forma temporal, sin embargo esta estrategia de auto medicación conduce a un aumento a la tolerancia a las bebidas y posteriormente a la adicción.
Por el contrario quien se inicia en el uso regular del alcohol por cualquier otro motivo, lo conduce necesariamente al desarrollo de altos niveles de ansiedad y eventualmente a los ataques de pánico.
El uso regular del alcohol altera la química del cerebro y trastorna el equilibrio y funcionamiento de los neurotransmisores que regulan el humor, el estrés y la ansiedad.
En el consumo moderado del alcohol aumentan los niveles cerebrales del neurotransmitter GABA, el cual produce la sensación de calma y tranquilidad pero en el uso excesivo de alcohol se agotan las reservas de GABA y entra en juego aquí otra sustancia llamada Glutamato que en este desequilibrio aumenta su actividad resultando en los síntomas de ansiedad y ataques de pánico.
De manera que el bebedor crónico que en un momento dado requiere disminuir o dejar de tomar estará entrando en un estado de crisis debido a que su cerebro ha sufrido ya alteraciones físicas y químicas para adaptarse y continuar funcionando bajo condiciones de uso regular de esta sustancia depresora del sistema nervioso central.
El tratamiento de la ansiedad y los ataques de pánico resultado del uso crónico del alcohol es un asunto complicado que puede requerir internamiento en un programa de desintoxicación, medicación, terapia, hipnosis clínica y asistencia a grupos de apoyo.
Dr. Amaury Zapien, Hipnoterapista Clinico
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Chicago