El duelo es una reacción fisiológica y emocional adaptativa ante la pérdida de un ser querido.
Los expertos describen el duelo como un proceso que transcurre en varias etapas, unos dicen 5 etapas, otros 7 y hasta 12 etapas, pero el duelo se manifiesta de manera diferente en cada persona, cada quien lo expresa con una intensidad y duración muy personal incluso la progresión del duelo puede no ser fluida, incluso hay personas que permanecen estancadas en alguna fase y así la resolución final del duelo se retrasa considerablemente.

Describiré aquí solo 5 etapas del duelo aunque esto no significa que una persona va a necesariamente a seguir ese orden en su proceso adaptativo a la pérdida y es más bien una guía de un curso bastante fluido.

NEGACIÓN. Es la fase inicial del choque emocional con la pérdida de un ser querido. El doliente se siente confundido, solo, aislado , el mundo que conocía se derrumbó, la vida en ese momento no tiene sentido, la realidad no es aceptable, es abrumadora y dolorosa.

CORAJE. En esta fase del duelo es en la que se experimentan las emociones más intensas, junto con el coraje hay mucho dolor, incertidumbre y frustración.
Este coraje puede dirigirse a Dios, a la familia, a los médicos, al mismo fallecido y a la vida misma.
El doliente se pregunta, “porqué me dejaste”, porque me castigas así, Dios mío”, “que hice yo para merecer este castigo “, estas preguntas proyectan su rabia , dolor y desesperacion.
Este enojo tiene la función de conectar nuevamente al doliente con su triste realidad y con su mundo tambaleante en esos momentos.

NEGOCIACIÓN. En esta fase el doliente piensa que estaría dispuesto a sacrificar cualquier cosa con tal de que la vida dé unos pasos atrás, cómo era antes y se pregunta; “Que tal si yo hubiese hecho tal o cual cosa “, “Que tal si hubiera hecho las cosas diferentes .”
Estas preguntas denotan un pensamiento mágico con sentimientos de culpabilidad y es un intento de restablecer lo que antes era su vida.

DEPRESION. En esta etapa del duelo la depresión representa la confrontación con la cruda realidad de la pérdida.
Es una fase de aguda tristeza y desesperacion, acompañada de fatiga, falta de sueño, sin apetito, confusión, temor y falta de motivación.

ACEPTACIÓN. En esta última fase se logran los ajustes necesarios para adaptarse a continuar la vida con la ausencia del ser querido.
Es posible que el doliente nunca acepte esta nueva realidad pero eventualmente aprende a vivir con ella, estableciendo nuevas relaciones, cambiando, creciendo, quizás ahora más fortalecido habiendo sobrevivido esta dura experiencia.